Cisjordania y la franja de Gaza

Eterno Conflicto

Cisjordania y la franja de Gaza
Cisjordania y la franja de Gaza

El 29 de noviembre de 2012 la Autoridad Nacional Palestina se anotó uno de los mayores triunfos diplomáticos de su historia, logrando que la Asamblea General de las Naciones Unidas los reconociera como Estado observador, lo que le permitirá acceder a ciertos organismos de la ONU. De inmediato y en venganza la administración de Benjamín Netanyahu anunció la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Oriental, es decir, tres mil viviendas más para sus ciudadanos, lo que se añade a un grupo de asentamientos cuya existencia es condenada por la comunidad internacional porque implica la colonización de territorio palestino. La realización de este proyecto imposibilitaría el establecimiento de un Estado palestino, ya que parte a Cisjordania en dos al unir las colonias de Jerusalén Oriental y Maale Adumín.

Esta amenaza del gobierno israelí es uno más de los tantos que ha venido anunciando y que hace hasta ahora imposible el establecimiento de la paz. Es el caso del conflicto armado que se suscitó el año que pasó en el que lamentablemente una vez más los niños han vuelto a ser las grandes víctimas. Como consecuencia de ese episodio bélico en Gaza fallecieron 163 palestinos, de los cuales 26 fueron niños, mientras que otras 400 personas resultaron heridas. Los niños de la franja de Gaza viven en clima de terror debido a constantes ataques aéreos de cohetes, lo que produce un impacto emocional que genera traumas entre la población infantil.

Desde que el movimiento Hamas ganara las elecciones en Gaza en el 2006, Israel impuso un bloqueo comercial y de circulación de personas que sumió a la zona en la pobreza más precaria. El desempleo masivo, la carencia de alimentos y el consiguiente aumento de los precios han hecho que el 80% de los pobladores de Gaza sobreviva gracias a la ayuda humanitaria.

Durante la última ofensiva militar, los israelíes han destruido parte de la industria de túneles fronterizos, siendo bombardeados 140 de ellos. Precisamente, por esta vía entra la mitad de los productos que consumen los habitantes de Gaza. En el paisaje de Gaza proliferan las grúas, los andamios y proyectos de construcción. La alta tasa de natalidad, unida a las constantes agresiones militares, genera un constante proceso de edificación; pero Israel impide la entrada de material constructivo, por lo que casi todo se introduce por los túneles de contrabando.

La libre apertura de fronteras a la circulación de personas tampoco se ha dado. Cientos de palestinos en Gaza han visitado la Torre Eiffel en París o han viajado hasta Londres, pero nunca han podido visitar Jerusalén. Por otro lado, el bloqueo y las operaciones militares ahondan la crisis de los palestinos. La operación Plomo Fundido de 2008, que causó la muerte de más de 1400 palestinos, arrasó todo el tejido industrial y ahora Gaza tiene una tasa de desempleo del 47% y un 78% de su población vive bajo el umbral de la pobreza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por 138 votos a favor la resolución que cambia el status de la Autoridad Nacional Palestina. Ahora se le reconoce como Estado observador, lo que reafirma el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación e independencia a partir de las fronteras de 1967. Pero ¿Palestina ya es un Estado? La Convención de Montevideo de 1933 declara que un Estado es considerado como tal si tiene una población permanente, un territorio definido, un gobierno y la capacidad para tener relaciones con otros Estados.

Los territorios palestinos están divididos entre Cisjordania, gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, y la franja de Gaza, controlada por el movimiento extremista Hamas; pero la comunidad internacional solo reconoce a la Autoridad Nacional Palestina. Los palestinos tampoco ejercen soberanía, pues el control de las fronteras está a cargo de Israel. Para poder entrar o salir de los territorios necesitan un permiso del Gobierno de Israel. Igualmente, la moneda que se utiliza en Cisjordania y Gaza es el Shekel israelí.

Luego de que Palestina fuera reconocido como Estado observador por la Asamblea General de la ONU, el gobierno israelí anunció la construcción de más asentamientos humanos lo que dificultaría la viabilidad de un futuro Estado palestino. El más cercano aliado de Israel, Estados Unidos alegó que la petición de Palestina como Estado observador en la ONU es contraproducente por ser un acto unilateral. Al respecto, el internacionalista Farid Kahhat (Palestina y la ONU) ha señalado que prácticas unilaterales son la construcción de asentamientos para colonos judíos en tierras confiscadas a propietarios palestinos, o construir en territorios ocupados un muro que anexa de facto el 15% de Cisjordania y toda Jerusalén Oriental. Esas medidas no solo son unilaterales , son además contrarias al derecho internacional, como señalan tanto diversas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU como la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia.

Los representantes palestinos han negociado con Israel durante dos décadas , pese a los cual no sólo no están más cerca de ejercer su derecho a la autodeterminación, sino que además durante ese período se ha duplicado el número de colonos que residen en los asentamientos construidos en lo que, según el derecho internacional, debería ser el territorio de un Estado palestino.

Diversas resoluciones de las Naciones Unidas reconocen el derecho inalienable a la autodeterminación del pueblo palestino y la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sostiene que es ilegal impedir el ejercicio de ese derecho. Los palestinos no deberían distraerse en el hecho de haber sido reconocidos como Estado observador, pues hay otros objetivos más importantes, por lo que su lucha debería estar dirigida a ser reconocidos algún día como Estado de pleno derecho. Además, como lo señala Jaime Cordero Cabrera en Los grandes retos palestinos, es necesario mantener bajo control a los grupos extremistas que solo apuestan por el terror y, por otro lado, moderados y radicales deben poner fin a su división y recuperar un liderazgo palestino único que elimine de una vez por todas la excusa de la falta de un interlocutor válido.

Para entender el conflicto:

El territorio conocido como Palestina es motivo de una disputa desde hace casi un siglo, y especialmente a raíz de la creación del Estado de Israel en 1948 y el abortado nacimiento del Estado árabe palestino. En este conflicto se conjugan diversos elementos como: ideologías, religión, control de los recursos, entre otros. A lo largo de los años se han enfrentado principalmente dos fuerzas desiguales: el Estado de Israel y un movimiento de liberación nacional, encarnado desde hace 30 años en la Organización para la Liberación de Palestina. Esta desigualdad ha permitido que Israel ocupase el territorio susceptible de ser la base del Estado palestino y mantuviera bajo control militar a la población árabe autóctona conculcando sus derechos fundamentales. La ocupación de Cisjordania y Gaza le ha valido a Israel la condena de la comunidad internacional, aunque ésta haya sido incapaz de imponer sus resoluciones.

Palestina está situada en Oriente Medio, en la costa del Mediterráneo Oriental. Se trata de un territorio de reducidas dimensiones y con unos recursos naturales limitados: una estrecha franja costera fértil, un interior montañoso y desértico, y en el que el agua es un bien muy preciado. Por su ubicación en la costa mediterránea, entre el foco cultural del Nilo y el de Mesopotamia, este territorio ha tenido una larga y rica historia de ocupación humana. Desde la antigüedad por él han desfilado diferentes pueblos y civilizaciones, creando una realidad multiétnica y multiconfesional que pervive hasta hoy. Esto también le ha dotado de un enorme valor simbólico, pues ha sido la cuna de tres grandes religiones monoteístas que siguen viéndolo como su lugar fundacional. Palestina es la Tierra Santa de los cristianos, es la tierra bíblica de los judíos y en ella se encuentran varios lugares sagrados para los musulmanes.

Tras la segunda Guerra Mundial y ante la inminente retirada británica, las Naciones Unidas (resolución 181, noviembre 1947) propusieron formalmente la partición del territorio y la creación de dos Estados, uno árabe palestino y otro judío. Este plan fue rechazado por los árabes pues legalizaba los planes y las colonias establecidas por los sionistas.

En mayo de 1948, la comunidad judía declaró unilateralmente la creación del Estado de Israel, acto que desencadenó la intervención militar de los Estados árabes vecinos en apoyo de los palestinos. A raíz de esta primera guerra árabe-israelí, el Estado judío no sólo resistió la intervención árabe, sino que provocó la salida de gran parte de la población palestina que quedaba en su territorio y amplió la superficie de su territorio más allá de lo previsto en el plan de partición. Israel aprovechó además la desarticulación de la sociedad palestina provocada por el éxodo y la guerra. Los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza quedarían bajo el control de Jordania y Egipto respectivamente, frustrándose la creación de un Estado árabe en Palestina, y la ciudad de Jerusalén quedaba dividida.

El nuevo Estado judío se alineó pronto con las potencias europeas frente al nacionalismo árabe, ganándose el apoyo político y económico. Además, a raíz del genocidio nazi, afirmó su razón de ser al declarar Israel como único refugio seguro para todos los judíos. Durante las primeras décadas Israel se consolidó como Estado y promovió la instalación masiva de judíos. En cambio, a raíz de la guerra, los palestinos vieron frustrado su derecho a disponer de un Estado propio. Dispersos entre varios países y divididos internamente su actuación casi se limitó a algunos hostigamientos poco eficaces contra Israel. En 1964 se crearía la Organización para la Liberación de Palestina.

Por imperativos de seguridad (la necesidad de contar con más profundidad defensiva ante los hostigamientos de sus vecinos árabes) y los recursos naturales (el control del agua), en junio de 1967Israel ocupó el Golán sirio, la península del Sinaí egipcio y los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. Con la ocupación de estos últimos Israel se apoderaba de la totalidad del territorio de la Palestina del Mandato; sin embargo no los anexionaría ante la imposibilidad de expulsar a su población árabe y para evitar incrementar el número de árabes con ciudadanía israelí.

Desde 1967 Cisjordania y la Franja de Gaza han estado bajo ocupación militar israelí. Este régimen ha supuesto el estado de excepción permanente (autoridades y legislación militar), la persecución de los nacionalistas palestinos, la apropiación de sus recursos naturales (tierra y agua), la gradual expropiación de tierras para la instalación de colonos y bases militares, la progresiva judaización de la parte oriental de Jerusalén y la total subordinación de la economía palestina a la israelí.

La comunidad internacional ha repetido en numerosas ocasiones la necesidad de alcanzar un acuerdo negociado que no sea violento ni unilateral, justo y duradero. Sin embargo, el inicio de las conversaciones para resolver la cuestión palestina y pacificar la región no ha sido el resultado del interés de la comunidad internacional, ni se ha basado en las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas, sino se ha debido al afán norteamericano de estabilizar la región. Esta postergación de encontrar una solución justa ha marcado y dificultado todo el proceso.

Sólo habrá paz en Israel y en los Territorios Palestinos cuando se dé respuesta al fondo de la cuestión palestina. Una paz justa sólo es posible abordando las raíces del conflicto, atendiendo a los legítimos derechos de las partes y creando condiciones para la plena realización de los proyectos colectivos de las dos poblaciones.

Dada la desigualdad de las partes, la creación de las condiciones para una paz duradera ha de traducirse ante todo en un firme apoyo internacional a la parte palestina para que logre una mayor autonomía económica y se consolide institucionalmente; en suma ayudar a la viabilidad del Estado palestino. Para ello se hace imprescindible superar el tutelaje norteamericano al proceso de paz, y ampliar y diversificar el involucramiento internacional.

Por nuestra parte abogamos por una paz duradera en Medio Oriente y que haya voluntad en los actores y comunidad internacional de solucionar este antiguo conflicto que no hace más que desangrar a inocentes ciudadanos que merecen vivir mejor y, por lo tanto, con respeto a sus derechos fundamentales como la vida y la libertad.

 

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