Medio Oriente: Un Polvorín

medio-oriente1Por primera vez en más de 1.600 años ya no hay misa dominical en Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak; y es que todos los cristianos se han marchado del lugar debido a que los integristas del Estado Islámico les dio a elegir: convertirse al islam, pagar impuestos o la espada. Algunos estuvieron de acuerdo con abonar el impuesto para seguir viviendo en la ciudad; pero el Estado Islam les amenazó de muerte a todos.

Durante mes y medio los yihadistas –defensores de la interpretación más radical del islam- han ido asfixiando a la otrora vibrante comunidad cristiana de Mosul. Despidieron a los fieles que tenían un puesto en la administración pública y han estrechado su asedio excluyendo a las familias cristianas del reparto de alimentos. Además, han confiscado las propiedades de quienes se marcharon y ni siquiera respetaron su salida, ya que en los puestos de control les requisaron dinero y vehículos. Los nuevos gobernantes de Mosul han comunicado a los vecinos musulmanes que viven en casas arrendadas a cristianos que a partir de ahora no deberán pagar alquiler.

La irrupción en el escenario internacional del Estado Islámico –que hasta hace poco se hacía llamar Estado Islámico de Irak y el Levante- proclamando un califato en los territorios que han conquistado en Irak y Siria pone a la conflictiva región del Medio Oriente al borde de la guerra étnica generalizada, donde enconados enemigos podrían terminar aliándose contra esta amenaza terrorista por ahora regional.

Los más cercanos antecedentes sobre lo que sucede en la región datan del 2003, cuando Estados Unidos invadió Irak con el falso argumento de que el régimen del dictador Saddam Hussein albergaba armas de destrucción masiva. Según los analistas de la inteligencia estadounidense de esa época, el plan de Al Zarqawi – quien fue líder de Al Qaeda- era desencadenar un conflicto sectario entre chiitas y sunitas para terminar desgastando a las tropas estadounidenses y provocar su retirada. La cara visible de esta nueva arremetida islamista es el sunita Abu Bakr Baghdadi, el autoproclamado califa del Estado Islámico al que Estados Unidos incluyó en su lista de terroristas más buscados en el 2011.

Lejos de buscar la convivencia pacífica, el Gobierno Iraquí de Nuri al Maliki ha ido quitándoles a los sunitas los privilegios que tenían cuando el país era gobernado por Hussein. Ahora el régimen tambalea con el raudo avance del Estado Islámico, que ha conquistado ciudades estratégicas como Tikrit y Mosul.

La palabra chiita se deriva del Corán y se emplea para nombrar a los seguidores del libro sagrado de los musulmanes. El término sunita engloba a quien sigue las enseñanzas del profeta Mahoma. Los chiitas y los sunitas siguen las mismas tradiciones religiosas, leen el Corán y se basan en los pilares del islam: la confesión de fe, la oración, el ayuno y la peregrinación hacia la Meca, en Arabia Saudí, por lo menos una vez en su vida. Los sunitas representan alrededor del 80% del mundo del islam y los chiitas caso un 20%. En el caso de Irak, la minoría sunita dominó el país desde su creación, tras la Primera Guerra Mundial. Tras la invasión de Estados Unidos, el chiismo recobró protagonismo y pasó a dirigir el país, dejando de lado la promesa de formar un gobierno de unidad.

Pero esta crisis se debe a la violencia e inequidad en que viven los países en esa región del mundo. Así tenemos el caso de países como Irak y Siria que están esforzándose por evitar la espantosa trampa de convertirse en Estados Fallidos, ya que todos ellos comparten la desafortunada probabilidad de que su situación empeore antes de mejorar. Ese grupo de países se ve cada más hundido por una terrible combinación de violencia, fragmentación política, desintegración social e implosión económica. Por lo tanto, su capacidad para ponerse en orden es escasa y, en algunos casos, casi inexistente.

Los sistemas imperantes en esa región tampoco han satisfecho las legítimas demandas de la población en materia de justicia, democracia, derechos humanos y servicios sociales, en especial los de educación y atención de salud; lo que trae como consecuencia que sean muchos jóvenes principalmente los que se unan a las filas de estos extremistas.

A fines del 2011 el presidente norteamericano Barack Obama cumplió con su promesa de retirar sus tropas de Irak, felicitándose por haber dejado –después de casi nueve años de ocupación- un país soberano y estable; lo que, obviamente, no ha ocurrido, a tal extremo que luego de vacilaciones ha tenido que intervenir nuevamente en territorio iraquí, ordenando bombardeos en las zonas donde los yihadistas se han posesionado, recuperando hasta el momento la ciudad de Makhmur, a donde solo u tercio de sus 28 mil habitantes han retornado aún con el temor que recrudezca la violencia extremista.

Por otro lado, recientemente en Níger se ha llevado a cabo la cumbre franco-nigerina con la finalidad de organizar una nueva operación militar en el Sahel, la región más pobre del mundo y donde el terrorismo gana más fuerza. Recordemos que hace un año y medio, Francia emprendió una intervención militar en Mali sin conseguir hasta ahora erradicar a los yihadistas. Recordemos también que en Nigeria, el terrible grupo extremista Boko Haram horrorizó al mundo el pasado mes de abril con el secuestro de más de 200 jovencitas. En Níger, 24 soldados y un civil han muerto en el último año en ataques suicidas contra las minas de uranio, lo que le convierte a este país en la puerta de entrada de integristas y de armas que vienen desde la convulsa Libia para circular por toda esa región de África subsahariana. Ahora, Francia ha decidido movilizar una fuerza de tres mil hombres que tendrá en Níger su centro de información, con la finalidad de combatir a los yihadistas inclusive con el uso de drones.

George Bush Jr. creía que las personas son demócratas de modo natural, es decir, si retiras a las autoridades represoras, la población dejará fluir sus instintos liberales. Gracias a él, este año en Irak se ha proclamado un califato dirigido por terroristas. Y Afganistán sólo es gobernable con la complicidad de los talibanes. Si Bush quería demócratas en Oriente Próximo, debía haber financiado la construcción de colegios, la capacitación de jueces y llevar adelante toda una organización laica; sin embargo, optó por la guerra. Consecuentemente, no apoyó a la mayoritaria población civil musulmana que detesta el terrorismo pero exige respeto a su manera de vivir.

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